EMMA REYES – ARTISTA COLOMBIANA Y UNA MUJER EXTRAORDINARIA
Hoy en día,
probablemente por razón de globalización, hay muchas personas inspiradoras,
pero hay pocas que me conmovieron tanto como Emma Reyes, cuya Memoria por correspondencia leí hace
poco tiempo.
¿Porqué? Por razón
muy simple: Emma es un ejemplo de una mujer increíblemente fuerte, no solo
enfrentándose a las adversidades de la vida dura, sino saliendo victoriosa.
Durante su vida, descrita en su libro, Reyes aguantó infancia monstruosa llena
de abuso tanto físico como psicológico, su juventud pasó cerrada en un
monasterio donde sufría humillaciones constantes, hasta madurez fue analfabeta,
perdió su niño en luchas sangrientos durante la guerra civil en Paraguay.
Vagabundeó por América Latina, trabajando en muchos sitios solo para sobrevivir
y siempre quedando encima, y a pesar de todas las dificultades, logró ganar una
beca que le permitió viajar a Paris, donde después vivió por casi toda su vida.
Fue exactamente en Paris, donde se convirtió en una pintora exitosa, tanto como
la persona que – citando Plinio Apuleyo Mendoza – fue conocida por todos los
pintores que llegaron a la ciudad en años ’60 y ’70, simplemente porque les
cuidaba y les ayudaba. Como escribe Diego Garzón en su artículo publicado en
revista SoHo:
“Emma permaneció en París los tres años
de su beca antes de viajar a Washington contratada por la Unesco para la
realización de las cartillas de alfabetización para América Latina. También
trabajó con Diego Rivera en México y fue asistente en la galería de Lola
Alvárez-Bravo, una de las más prestigiosas del D.F., y no solo ayudó a
organizar la última exposición en vida de Frida Kahlo, sino que también expuso
ahí mismo junto al propio Rivera, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo. “
Sin embargo, algo que
parece muy irónico, Emma Reyes – que por toda su vida decía que no sabía
escribir – es conocida en mayor parte no por sus pinturas, sino por sus cartas,
que había escrito a su amigo Gérman Arciniegas y que fueron publicadas después
de su muerte (murió en 2003). Tras la publicación, Memoria por correspondencia inmediatamente gozó de gran popularidad
entre lectores y fue nombrado el libro del año 2012 en Colombia.
Supuestamente
antes de publicar las cartas, Gérman Arciniegas las había dado para leer a
Gabriel García Márquez, que quedó fascinado tanto por estilo de Reyes como por el
contenido de las letras. No es algo extraño; aunque describiendo infancia muy
tenebrosa y cosas verdaderamente tristes, Emma Reyes logró contarlo de manera
muy cariñosa que de repente atrae el atención del lector. Según mi opinión, su
estilo es parecido a la pintura naif – la narradora es una niña pequeña, que
describe sus vicisitudes de manera espontánea, simple y muy ingenua.
A pesar de todo lo dicho,
lo que me sedujo en el imagen de Emma de Memorias…
es la fuerza de imaginación asombrosa de la chica, que tras muchos años se
muestra en su arte. Emma Reyes es una niña extraña que crece a ser una mujer
increíble, capaz de liberarse de una vida lamentable y luchar por sí misma. Esa
liberación tiene dimensión diferente también, la que indica a la fuerza de
carácter enorme da la autora, es que Emma Reyes había donado su patrimonio y
todos los beneficios del libro publicado a La Fundación Hogar San Mauricio en
Bogotá, un orfanato dedicado a que niños ganen formación y cuidado, lo que
Reyes nunca había tenido.
La persona de Emma Reyes
muy importante para mí porque hay pocos ejemplos de mujeres como ella mostrados
en medios de comunicación – de mujeres-vagabundas que poseen tal fuerza de
carácter que sean aptas a superar todo lo que pueda destruirlas. Creo que se
debe mostrar en medios y en cultura más mujeres que realmente pueden ser un
modelo o autoridad para las chicas jóvenes. Espero que esto se vaya a cambiar
con el tiempo y en efecto, vayamos a ver más mujeres tan increíbles como Emma
Reyes.
Bibliografía:
http://www.soho.co/historias/articulo/que-paso-con-emma-reyes-por-diego-garzon/29333
http://www.abc.es/cultura/libros/20150502/abci-emma-reyes-cartas-terrible-201505011855.html
Emma Reyes, Memoria por correspondencia